Leonel Moas Jr.: La embestida perfecta

Al camagüeyano Leonel Moas Jr. se le ha hecho costumbre la acción más difícil del…

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Al camagüeyano Leonel Moas Jr. se le ha hecho costumbre la acción más difícil del deporte, batear. Lo que para la mayoría es un fracaso estadístico inevitable, para él se ha convertido en un ritual de éxito. Una rutina tan natural que hace parecer sencillo encadenar 15 juegos consecutivos conectando al menos un indiscutible, la racha más larga de la serie.
El pasado viernes 10 de octubre, Moas Jr. conseguía por tercera vez en su carrera eslabonar quince juegos consecutivos conectando de hit, lo que en esta ocasión tiene un matiz diferente: parece haber encontrado, definitivamente, el punto dulce de su juego.

La actual racha del camagüeyano la define una producción explosiva de 28 indiscutibles, cifra que se traduce en un promedio ofensivo estratosférico de .438.
Ese rendimiento no es un hecho aislado, sino el reflejo exacto de su dominio en el campeonato, donde Moas Jr. se erige como líder absoluto en hits (49) y juegos multi-hits (16), confirmando una consistencia que va más allá de una simple racha positiva. Su promedio de bolas puestas en juego (BABIP) asciende hasta los .434 (4to) y puede ser el secreto detrás de su abundante ofensiva.

Su evolución como bateador se refleja particularmente en el notable incremento de sus extra bases. Entre los diez mejores bateadores del torneo en promedio de bolas puestas en juego (BABIP), el agramontino destaca como el único con un porcentaje de slugging superior a .600, marcando una diferencia cualitativa en su ofensiva.
El rendimiento individual de Moas Jr. se potencia al insertarse en un lineup tan letal como el de Camagüey. Los Toros no solo dominan la serie en promedio ofensivo (.345), sino que, junto a Santiago, son los únicos equipos con un OPS colectivo superior a .900.
En ese ecosistema de alta producción, Moas Jr. emerge como la pieza central: comandando a su equipo en carreras impulsadas (34), anotadas (22) y en jonrones (6).
La producción global lo ubican junto a bateadores de la talla de Yoelquis Guibert y Yoel Yanqui.
Lo que comenzó como una fría secuencia numérica se ha transformado, partido a partido, en el testimonio definitivo de una evolución: la de un bateador que ha encontrado su punto de dominio máximo. Ya no se trata solo de hilvanar tantos juegos conectando hits, sino de la consolidación de un líder cuya combinación de consistencia, poder y valor para un equipo en plena lucha por clasificar hace que la conversación sobre el Jugador Más Valioso haya dejado de ser una especulación para convertirse en un debate necesario.


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