Santiago de Cuba, una ofensiva de récord

Ningún otro equipo ha dependido tanto de lo que pueda hacer su ofensiva como el…

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Ningún otro equipo ha dependido tanto de lo que pueda hacer su ofensiva como el de las Avispas de Santiago de Cuba durante la tercera edición de la Liga Élite. Al menos en este siglo son los primeros en clasificar a los playoffs con una defensa por debajo de los .960 y con más de cinco carreras limpias cada nueve entradas ¡Así de buenos fueron sus bateadores!

Salvando las distancias con otras épocas de nuestro béisbol, varios aficionados vieron en ellos una tercera versión de la “Aplanadora”. No les faltaba razón. El lineup indómito se encargó de renovar la mayoría de los récords para Ligas Élites, individuales y colectivos, con una facilidad asombrosa.

Récords ofensivos de Santiago de Cuba en la III LEBC

Yoelquis Guibert Foto: Roberto Morejón

El primer dato que impresiona de este equipo es su capacidad para producir carreras. Los indómitos anotaron un total de 291 veces, superando lo hecho por cualquier otro conjunto en tres ediciones de la Liga Élite. Semejante cifra le da una producción de poco más de siete carreras por juego, aportándole un pequeño margen de ventaja sobre sus rivales. El récord anterior estaba en poder de Agricultores (234), desde la primera edición.

El 11 de abril, a mitad de la etapa regular, Santiago de Cuba impuso un nuevo récord de cuadrangulares en ligas élites. Los 30 vuelacercas de ese entonces se convirtieron en 54 bombazos para el final de la temporada. Tres santiagueros —Yoelquis Guibert (13), Yoel Yanqui (8) y Eduardo García (12)— superaron el récord individual de 8 cuadrangulares, con una producción combinada más que suficiente para instaurar una nueva marca colectiva.

Del trio de toleteros, Yoelquis Guibert destaca por ser también el nuevo recordista en varios departamentos ofensivos. Además de los jonrones (13), se impuso en carreas anotadas (48), total de bases (91) y boletos intencionales (17).

Los lanzadores tenían razones de sobra para transferirlo. Dejó una línea ofensiva de récord (.426 AVE, .574 OBP y .880 SLG) como evidencia de estar varios escalones por encima del nivel del béisbol que se está jugando en Cuba.

Con números similares en tres ediciones del torneo solo encontramos lo hecho por Yurisbel Gracial (.418/.522/.909) a quien no le alcanzaron las comparecencias en la segunda Liga Élite para optar por el liderazgo. No obstante, son los únicos dos bateadores con una frecuencia de jonrones inferior a uno cada diez veces al bate para una Liga Élite.

Otro pilar en el lineup indómito fue Eduardo García. El inicialista de las Avispas se disputó durante todo el torneo el liderazgo en jonrones con su compañero de equipo Yoelquis Guibert. Aunque salió derrotado en ese apartado la marca que lo distinguió fueron las carreras remolcadas. En cuarenta juegos del calendario regular García registró 54 impulsadas para destrozar el anterior récord de Rafael Viñales (35). Ayudado por su poder es también el bateador que más cuadrangulares ha conectado (9) con hombres en base en tres ediciones del torneo.

Volviendo a los números colectivos, la ofensiva indómita además de su récord de jonrones dominó también en el de dobles (91) y en slugging (.509). Pero si Santiago pudo generar tantas carreras, no fue solo gracias al poder de sus bateadores. Los indómitos se convirtieron en el primer equipo que termina con un OBP superior a cuatrocientos (.405) en la fase regular de la liga. Sus dos primeros hombres del lineup, Jeison Martínez y Francisco Martínez, resultaron claves para este desempeño. Ambos se ubicaron entre los 10 mejores en anotadas, hits y bases por bolas recibidas. En el caso de Jeison, fue el primer bateador en llegar a los 20 juegos multihits, contando solo la etapa regular.

Más allá de los récords, esta nueva “aplanadora” tiene aún una deuda pendiente. Las dos versiones anteriores lograron lo que este conjunto santiaguero aún anhela: campeonatos.

La salida de Guibert, Yanqui y Jeison Martínez complica aún más el escenario de cara a la postemporada. ¿Podrá esta generación emular a sus predecesoras o quedará atrapada en la paradoja de ser recordada por todo, menos por lo único que importa?


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