En esta ocasión, la Durand marcó un tiempo vertiginoso de 52.58, y aunque eso significa que no pudo romper su propio récord mundial establecido en Río de Janeiro en septiembre de 2016, fue lo suficientemente fuerte como para asegurar el oro. Pero mañana, 1 de septiembre, volverá a competir y tendrá la oportunidad de llevarse a casa más gloria si gana su séptima medalla.
“Estaba muy nerviosa antes de la competencia, pero después de terminar la carrera, estoy muy satisfecha”, dijo la deportista cubana de 29 años.
“Es muy normal (sentirse nervioso) cada vez que competimos. Siempre estoy pensando en cómo ganar y manteniendo un sentimiento positivo”.
La medalla de oro de Durand fue la segunda que obtuvo Cuba en Tokio 2020, luego de que el joven atleta Robiel Sol ganara en el salto de longitud T46.
Como muchos deportistas, no ha sido fácil para Durand llegar hasta aquí. La pandemia mundial no solo suspendió los Juegos, sino que también dificultó a los atletas entrenar para estar en plena forma. Eso en sí mismo es un golpe para cualquier deportista de alto rendimiento, pero para los atletas paralímpicos es un problema adicional. Muchos de ellos no pudieron capacitarse con sus guías, quienes fueron clave para su éxito.
Durand compite en la categoría T12, que incluye a atletas con problemas de visión profundos. Para poder competir, estos deportistas necesitan una guía que los acompañe. La armonía entre ambos es, por tanto, fundamental para poder llegar al podio. Pero la deportista cubana no se rindió y siguió entrenando con todos los medios a su alcance.
Ahora, con esa medalla de oro colgando de su cuello, Durand dice:
“Mi secreto es el sacrificio por el entrenamiento y el buena entrenadora. Eso es todo.»
“My secret is sacrifice for training and good coaching. That is all.”
— #ParaAthletics #Tokyo2020 (@ParaAthletics) August 31, 2021
-Omara Durand #CUB 6x Paralympic champion.@ParaAtletasCuba pic.twitter.com/TqlanEuceW
Pero a pesar de las dificultades, este año la cubana tuvo una motivación extra. Fue su hija Ericka, la fan más entusiasta de Omara y a quien su madre considera la mayor inspiración de su vida.
En Londres 2012, Durand no tenía idea de que ya estaba embarazada cuando compitió. Al recibir la noticia de su embarazo, la corredora cubana decidió dejar el mundo del deporte por unos años para cuidar a su hija. Regresó en 2015 y continuó agregando títulos a su legado.
Cuando su madre ganó los tres oros en Río 2016, Ericka tenía solo tres años, por lo que era demasiado joven para darse cuenta de lo que estaba sucediendo. Pero ahora tiene la edad suficiente para entender que su madre es campeona del mundo y eso la ha motivado aún más a buscar el oro nuevamente en Tokio 2020.
“Ella entiende perfectamente lo que hago”, dijo Durand. “Daré todo en la pista para que ella se sienta orgullosa de mí. Aunque anhela estar a mi lado todo el tiempo, estará en casa y me verá correr. Su aplauso estará conmigo «, dijo.
Tomado de a Paralympic.org.